La
voz es el sonido, el sostén de la palabra.
La voz es el papel regalo que envuelve la dicción.
La voz es la música; la palabra es la letra.
La voz es la caja resonante que necesita la cuerda del verbo para ser oída.
La palabra es la ciencia; la voz el arte.
La palabra es la razón; la voz el sentimiento.
La palabra necesita interpretación; la voz no.
La palabra convence; la voz enamora.
La palabra es promiscua; la voz es fiel.
La voz descubre la palabra falsa.
La voz, y no la palabra, es la que duerme al niño.
La voz es la ruina de la frase petulante.
La palabra busca la mente; la voz se cuela hasta la cocina del alma.
La poesía no es más que un sentimiento que llora porque no tiene voz.
Las palabras se las lleva el viento; la voz permanece en lo eterno.
La voz identifica; la palabra es de cualquiera.
Toda palabra sin voz
que no se dice al oído
es una frase cualquiera
escrita para el olvido.
...¡Qué diría yo para que me oyeras!
...¡Qué callaría yo para oír tu voz!
La voz es el papel regalo que envuelve la dicción.
La voz es la música; la palabra es la letra.
La voz es la caja resonante que necesita la cuerda del verbo para ser oída.
La palabra es la ciencia; la voz el arte.
La palabra es la razón; la voz el sentimiento.
La palabra necesita interpretación; la voz no.
La palabra convence; la voz enamora.
La palabra es promiscua; la voz es fiel.
La voz descubre la palabra falsa.
La voz, y no la palabra, es la que duerme al niño.
La voz es la ruina de la frase petulante.
La palabra busca la mente; la voz se cuela hasta la cocina del alma.
La poesía no es más que un sentimiento que llora porque no tiene voz.
Las palabras se las lleva el viento; la voz permanece en lo eterno.
La voz identifica; la palabra es de cualquiera.
Toda palabra sin voz
que no se dice al oído
es una frase cualquiera
escrita para el olvido.
...¡Qué diría yo para que me oyeras!
...¡Qué callaría yo para oír tu voz!