La fugacidad, la vivencia
evanescente, la realidad cambiante, exigen la inmediata satisfacción
del deseo, enemiga de mi necesario compás del tiempo.
Ese tiempo sin valor que
es tirado a la basura del progreso junto a vivencias trasnochadas.
Ese espacio del
pentagrama donde se detienen las corcheas y da sentido a la completa
sinfonía.
Ese burbujeo de la olla
en el anafe que acompaña la postergación del hambre.
Ese sueño de recién
nacido que propicia el placentero descanso de la madre.
Esa exhibición natural
del lento vuelo del águila poderosa.
Esa detención de ensueño
de un lance de Morante.
Esa mirada infinita de
unos ojos enamorados.
Esa pausa en la palabra
que invita a la comunión intelectual.
Ese deambular sin rumbo
para sentir el contacto de su mano.
Esa despedida del sol
anaranjado que deja en la frente el beso de su brisa.
Vida: no sé el tiempo que me
queda;
me perderé mucho que
hacer si no apresuro,
pero ...¡déjame gastarlo en
lo que quiera!
¡¡Gastar el tiempo en lo que se quiera y al ritmo que se quiera!!...¿no es eso una bella utopía? Aunque no se tengan obligaciones laborales,la vida convencional tiene múltiples servidumbres relacionadas con el reloj.¡Cuántas veces no desearíamos deshacernos del horario, de lo que dice "que hay que hacer en ese momento" y entregarnos a otras cosas más apetecibles!...
ResponderEliminarElogias el quehacer lento que permite el disfrute del momento y la importancia de las cosas que parecen no tenerla en un mundo estandarizado. Tiempo para sentir el contacto de la mano amiga,para detenerse en la mirada del otro,en la contemplación de la Naturaleza y del arte. Tiempo para dejar vagar el pensamiento, y para soñar.
Eres soñador, Luis, y reclamas tiempo para disfrutar de los sueños.
Me gusta esta reflexión escrita a tu ritmo pausado, ignorando los relojes.
Voy a gastar un poco de mi tiempo en darte un abrazo.
Si usted puede emplear su tiempo en lo que quiera, es un afortunado.Ni siquiera las personas que, por diferentes motivos, no tienen obligaciones laborales, pueden permitírselo.La vida familiar y social condiciona ese deseo. Pero me ha gustado este texto por la forma sencilla de recordarnos que estamos a merced del tiempo y a un ritmo obligado.La vida misma está limitada en el tiempo y es lógico que los deseos intensos queramos verlos cumplidos cuanto antes, por esa realidad de que la vida es fugaz.
ResponderEliminarSaludos.
Me has recordado el poema "Somos el tiempo que nos queda", de José Manuel Caballero Bonald. Aquí dejo dos de las estrofas que más me gustan:
ResponderEliminar"Eso somos: el tiempo que nos queda,
el último latido detenido,
la palabra no dicha,
el desierto cruzado,
y la senda sin nombre
que dejamos atrás"
(...)
Pero somos el tiempo que nos queda,
la voz que no se apaga,
la azada que aún golpea,sin rendirse,
el poema no escrito,
(...)
la derrota asumida, masticada,
y aquello que nos queda por vivir".
Un abrazo
Sinrima
Bueno, si no es correcto escribir poemas de otros en tu blog, no me importa que lo borres; solo quiero que lo leas; después haz lo que creas conveniente.
" Vida: no sé el tiempo que me queda;
ResponderEliminarme perderé mucho que hacer si no apresuro,
pero ...¡déjame gastarlo en lo que quiera!"
Vuelvo a coincidir contigo. Ese viento que viene y va. Sin conocerte me considero tu amiga por la proximidad en tu voz.
Gracias, Luis, por dejar que nos aproximemos todos los que de alguna manera tenemos iguales emociones, identicos sentimientos sea con un vuelo de aguila o con unos ojos enamorados o con una calida mano.
Mis felicitaciones y perdona la ausencia de acentos y cremas. cuanto anoro Espana.
Un abrazo.
Julia
Apoyándome en tus ideas y en el poema de Caballero Bonald que cita Sinrima,ese tiempo que queda por vivir es un bien impagable que uno quisiera emplear según sus necesidades "espirituales", caprichosas incluso,sinrazones atípicas..Un tiempo pasa saborear los postres de la vida.
ResponderEliminarBuena reflexión, con tu estilo de siempre, sencillo y claro.
Saludos
Hola, Luis.
ResponderEliminarMe gusta lo que dice este escrito utópico, pero ¿cuánto tiempo es realmente nuestro para disponer de él "en lo que se quiera"?.
En el último párrafo ese dirigirte a la Vida personificándola, lo percibo como una queja porque ella te obliga a emplear tu tiempo en cosas que para ti son secundarias o a ir a un ritmo acelerado que no va contigo.En cualquier caso es una forma curiosa de expresarlo; parece que hables a una persona querida que te presiona sobre qué hacer.
Tus finales siempre dejan en suspense algo.
Saludos.