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29 de agosto de 2013

Brindis


Quiero alzar mi copa virtual esta noche de un verano que termina,
porque sigo prisionero del vivir superando el lado oscuro de la vida.
Porque mis horas siguen preñadas de proyectos que no ven la realidad.
Porque vuelvo a hurgar en mis recuerdos y encuentro intactos mis anhelos,
Porque mi curiosidad continúa explorando, sin cansarse, nuevas fantasías.
Porque me provoca tender la mano a los que buscan cercanía.
Porque sigo convencido de que se puede ser lider de cualquier manera,
Porque sé que es posible enamorarse del amor simplemente echándolo de menos,
Porque entiendo que el embrujo de una noche pueda humedecer una mirada.
Porque me llega la dorada filigrana del manto de una virgen de Sevilla.
Porque todavía tengo fe en que la generosidad le gane el pulso al egoísmo.
Porque preciso palpar con mi carne la carne de los míos.
Porque sigo eligiendo cada día a la mujer que elegí en mi juventud.
Porque vuelvo a alegrarme cada amanecer al ver nacer el sol de entre las aguas.
Porque quiero compartir la nostalgia del sol muriéndose rojizo en el poniente.
Porque necesito aspirar el perfume de misterio que trae la brisa de la tarde.
Porque puedo soñar mirando el guiño plateado que le hace el mar al plenilunio
Porque prefiero dormir escuchando los cuentos que cuentan las olas de la noche.

Brindo por todo lo que me permite ver la vida con ojos de poeta.



16 de agosto de 2013

Borrachera


Estoy, literalmente, borracho de champán.
Tendido en el suave bamboleo de mi chinchorro y arrullado por el persistente runruneo de las olas a mis pies contemplo cómo avanza la noche allá en el horizonte, donde se adivina el continente africano, siempre empezando a despertar, siempre lleno de misterio. 

A esta hora, en un rincón de su existencia pelean hasta la sangre el fanatismo y el ansia de ser libre de pueblos atrasados que otrora fueron luz del mundo. También aquí al lado, en nuestro suelo, toca echarse un pulso estéril a engolados directores de supuestas sociedades avanzadas; eternos gruñidos entredientes y alardes de posturas y palabras por acotar un puñado de savia que chupar y justificar su egolatría.

Fanatismo y política, igual da, borracheras de soberbia e ignorancia que abocan a estúpidas conductas; estulticia endémica que se empeña en arruinar, una y otra vez, el milagro asombroso de la vida.

La luna casi llena desparrama lágrimas de plata sobre mi pecho, y el sueño me vence enredando sus dedos amorosos en mis escépticos cabellos...