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29 de noviembre de 2010

¡Libertad!

Libremos el arte
que se pudre en los sótanos de nuestra mente
y echémoslo al viento que no es de nadie.
¿Desde cuando nos pertenece la belleza?
¿acaso no nace para exhibirse?
Arranquémosla de los especuladores,
de los que la secuestran,
de los que la prostituyen,
...y regalémosla.




28 de noviembre de 2010

Sentir

A veces, después de unas cocochas de bacalao
y varios medios de vino de los pagos de Moriles,
o Montilla, o Baena, o Doña Mencía,
necesito que alguien,
en un ruedo de sonidos y de colores,
dé los frentes al toro de la rutina,
y, cruzándose al pitón contrario,
adelante la muleta al hocico de la palabra
y dibuje un natural desmayado y eterno
que me haga soñar despierto
con pinceladas de meninas del gran Diego,
con cuerpos de yo me la llevé al río de Federico
o con tangos de casamiento de Camarón.

Entonces, y solo entonces,
me rasgo la camisa del sentimiento
...y lloro



15 de noviembre de 2010

El poder

Nos dijeron que éramos libres, pero nos engañaron.
Algunos urdieron: “Hagamos un dios a nuestra imagen y semejanza” y añadieron “nosotros lo interpretaremos y seremos poderosos”, e inventaron la religión.
Otros pensaron “hagamos el pueblo; nosotros lo representaremos y nuestro será el poder”, y nació la democracia.
Pelearon seis días.
El séptimo acordaron repartirse el mundo y descansaron.
Nos libramos de la bestia, pero ahora somos presos de nuestra estupidez.
Y la aplaudimos como necios.




12 de noviembre de 2010

Idiomas


La palabra es el más preciado gesto con que las personas intercambiamos ideas, conocimientos, sensaciones, sentimientos...
Es el nexo común que ha permitido que la humanidad evolucione hasta alcanzar la máxima expresión en el conjunto de la creación.
Su ausencia significa incomprensión y, por tanto aislamiento, abandono, miseria y muerte.

Privar a la gente de esta necesidad vital, no solo eliminándola sino también evitando su difusión o distorsionando su entendimiento, debe ser considerado un crimen contra la humanidad.
 

 


6 de noviembre de 2010

Dibujando con palabras

Igual que Saint-Exupéry, cuando yo era pequeño perdí una magnífica oportunidad de ser pintor. Dibujaba caballos colorados y, como a él, me dijo la gente mayor que me dejara de fantasías y me dedicara a estudiar para ser el día de mañana un hombre de provecho.
Le hicimos caso los dos. Él se hizo aviador y yo cirujano. Traté de encontrar belleza en la forma y la función de los órganos y tejidos corporales. Busqué, incluso, creatividad en la reconstrucción de intestinos y conductos. Pero no lo conseguí. Me ha servido, eso sí, como a Antoine, para vivir en mi entorno y de mi entorno, pero ha sido insuficiente para satisfacer mi necesidad creativa.
El autor de “El Principito” desapareció en plena actividad profesional sin poder realizar su sueño. Yo, en cambio, ahora jubilado, dispongo de todo el tiempo del mundo para hacer lo que me gusta. No haré más cosas de provecho; me dedicaré a pintar caballos colorados.
Pero... ¡pobre de mí!, cuando me puse ante el lienzo solo me salían caballos grises, planos, como sin vida. Apesadumbrado salí a la calle a buscar colores para mi paleta..., pero no los encontré.
Ayer, casi sin querer, me topé con la palabra y me ofreció conversación. Frases de información y conocimientos, pero que también son llaves del trastero donde están las sensaciones que provocan sentimientos. Y me he quedado allí para aprender a dibujar con ellas.
Ahora, además de pintar caballos colorados, disfruto dibujando con palabras.

Dios

Desde mi oscuridad
lo llamé y llamé,
todas las noches de angustia
y va y me manda
uno vestido de mariquita
diciendo tonterías...
...¡Hemos roto!





4 de noviembre de 2010

Paco Ramos

El cáncer que causa nuestro reencuentro, lo tiene sentenciado.
Fue el ídolo de mi niñez y, ahora, tendido en la mesa y bajo el intenso foco, está entregado.
Un paño verde cubre apenas su desnudez. Brazos en cruz, gesto serio y expectante mientras canalizan su vena.
—¿Recuerdas cuando te metiste a la alberca sin saber nadar? Te salvé la vida entonces y ahora tu me la salvas a mí ...¡qué cosas!
Es la súplica angustiosa de un líder.
—Tranquilízate, todo va a salir bien
...Pero no me oye, el sopor de la anestesia lo transporta a la oscuridad. Lleva consigo una sonrisa de esperanza