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11 de mayo de 2014

¿Ser o no ser?



Llega un día cualquiera en que te topas con la vejez.
Has estado ocultándola al pensamiento y apartándola de tu existencia pero, finalmente, se sienta a tu lado y juega contigo al dominó.
Es cuando comienzan a asaltarte eternas preguntas sin respuestas, cuando bebes en la angustia existencial de “¿de qué va ésto?”
Entonces buscas el rincón de la más secreta soledad, abres la carpeta ajada del recuerdo donde has ido guardando, como vienen, los recortes de tu existencia, y encuentras imágenes sepias, ideas sin corregir y sentimientos olvidados que tratas de ordenar para descifrar la urdiembre de tu esencia, para descubrir si tu vida, al fin, tuvo sentido.
Para que, al menos, a falta de la faz bobalicona del que espera una utopía, no te vayas para allá con la perplejidad del gilipollas.




  

8 comentarios:

  1. Después de más de tres meses sin noticias tuyas, y en plena primavera,me sorprende esta pincelada introspectiva que percibo con tono melancólico.
    Me parece valiente que se utilice la palabra "vejez"; que se "la saque del armario" del vocabulario tabú;, que se la mire a la cara y se acepte como un amigo con el que se juega al dominó.

    Pero "buscar un rincón solitario" para "abrir la carpeta del recuerdo" para "descubrir si la vida tuvo sentido"...me llega como un momento en que uno se ve atrapado por el pesimismo del presente.Y creo que en este estado no se puede ser objetivo para analizar el pasado.

    Creo que cada vida tuvo y tiene sentido y que el envejecimiento biológico y sus señales externas, no deben trascender y contaminar "el alma" y asfixiarla, cuando aún puede, y debe, generar felicidad para sí mismo y para los demás.
    La vida humana, como en la Naturaleza, tiene sus estaciones y cada una de ellas, tiene su sentido y su belleza.

    Besos de colores -y no me digas ¿de qué va esto?- para que ganes la partida al dominó.

    Fany

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  2. Es inevitable ,llegado el tiempo, hacer un repaso retrospectivo,creo que todos lo hacemos.
    Pero casi nadie encuentra nada que le de alguna señal sobre el sentido de la vida.Y sin embargo, ¡como nos fastidia esa proximidad al final!

    Saludos.

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  3. Tus letras me hablan de sorpresa, sinceridad y cierta confusión, Luis...El alma, como bien dice Fanny, no envejece, sigue aprendiendo y creciendo, no debemos olvidarlo...Nuestra dignidad no debe permitir, que el cuerpo nos venza poco a poco...Debemos seguir adelante con la voluntad, la fortaleza y el temple, que hemos aprendido, amigo...Te dejo mi gratitud por compartir y mi abrazo.
    M.Jesús

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  4. Hola, Luis. Me alegro de que vuelvas a escribir.
    Me gusta tu reflexión, pero encuentro en ella , como dices, "angustia existencial", decepción de lo vivido y de los por vivir, cosa que no es propia de ti, tan vitalista siempre.
    Saberse en la etapa de la vejez, siempre plantea interrogantes, a veces, temor, pero en ningún caso se debe pensar que la vida no tuvo sentido. Todo lo que se ha vivido honestamente tiene sentido Quizá la existencia no tenga más importancia que el vivir cada día disfrutando de lo que podamos y procurando bienestar a quienes, de una u otra forma, se relacionan con nosotros.

    Un abrazo.

    23 de mayo de 2014, 17:21

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  5. Nadie quiere partir siendo joven, todos esperamos llegar a viejos, ¿para qué? Un día nos encontramos con que ya llegamos y, ¿no era eso lo que esperábamos?
    Revisando la memoria de lo que hicimos y de lo que no hicimos, nuestros aciertos y nuestros errores, puede que el balance no nos guste y que lleguemos a la conclusión de que nuestra vida no tuvo mucho sentido.
    Pero tal vez no debiéramos ser nosotros quienes juzguemos, dejemos eso a los demás, a aquellos a quienes alguna vez sonreimos, a quienes alguna vez ayudamos, a quienes alguna vez enseñamos, porque puede ser que sí hayamos dejado una huella, pero nosotros, juzgandonos con excesiva dureza, no la veamos. Si los años nos han enseñado a no juzgar demasiado severamente a los demás, no nos juzguemos tan severamente, entonces, a nosotros mismos.

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  6. Nadie quiere partir siendo joven, todos esperamos llegar a viejos, ¿para qué? Un día nos encontramos con que ya llegamos y, ¿no era eso lo que esperábamos?
    Revisando la memoria de lo que hicimos y de lo que no hicimos, nuestros aciertos y nuestros errores, puede que el balance no nos guste y que lleguemos a la conclusión de que nuestra vida no tuvo mucho sentido.
    Pero tal vez no debiéramos ser nosotros quienes juzguemos, dejemos eso a los demás, a aquellos a quienes alguna vez sonreimos, a quienes alguna vez ayudamos, a quienes alguna vez enseñamos, porque puede ser que sí hayamos dejado una huella, pero nosotros, juzgandonos con excesiva dureza, no la veamos. Si los años nos han enseñado a no juzgar demasiado severamente a los demás, no nos juzguemos tan severamente, entonces, a nosotros mismos.

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  7. Me sorprenden estas reflexiones, Luis, tan diferentes a las que en agosto del 2013 nos ofrecías en un "Brindis" exultante de optimismo.He vuelto a leerlo para encontrarte, porque en el escrito de hoy me cuesta reconocerte, o tal vez sea que no quiero reconocerte así. Traigo aquí algunos versos de ese Brindis para comparar:

    "Quiero alzar mi copa virtual esta noche de un verano que termina,
    porque sigo prisionero del vivir superando el lado oscuro de la vida.
    Porque mis horas siguen preñadas de proyectos que no ven la realidad.
    Porque vuelvo a hurgar en mis recuerdos y encuentro intactos mis anhelos,
    Porque mi curiosidad continúa explorando, sin cansarse, nuevas fantasías.
    Porque me provoca tender la mano a los que buscan cercanía."... etc, etc.

    Sentías que la vida tiene sentido. Y así es.

    ¡Brindemos de nuevo, Luis!

    Un abrazo.

    Romero

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  8. Desde que ayer leí tu última entrada me he preguntado en qué momento comenzó tu corazón a latir de otra manera y la desesperanza se adueñó de él.
    Retrocediendo en tus escritos, he llegado a esta entrada de título existencialista, del 11 de mayo de este año, y ¡¡Primavera !!..."Tapiaste la ventana de los sueños". Dejaste de soñar.
    Voy leyendo las entradas que siguieron a esta fecha y compruebo un profundo cambio en tu estado de ánimo hacia el pesimismo. Solo encontré un rebrote colorido en "París" y tierna melancolía en "La Tarde".

    Me gustaría que alzaras el vuelo y abrieras la ventana para pintar con tus palabras la belleza que aún existe y la que puede soñarse.

    Un abrazo.

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