Páginas

26 de octubre de 2010

El cuarto oscuro


El cuarto oscuro

Llego a casa temprano, a tiempo del café vespertino que indefectiblemente tomamos cuando nos visitan Virginia y Alberto. Entre sorbo y sorbo, la tertulia deriva al significado de “el cuarto oscuro”. Convenimos que lo común es identificarlo negativamente como el recuerdo angustioso de la niñez, pero también como un objeto de curiosidad y misterio, un altar de intimidad e incluso un escenario lascivo.

Alberto, que permanece en silencio, termina lentamente su taza y la deja sobre la mesa. Luego se acomoda en el sillón y habla con voz grave.

Pues para mi es mucho más, os lo diré recitando:
Es mi casa, mi taberna, es mi sitio de trabajo.
Es testigo de mi esfuerzo, la cama donde descanso.
Allí es donde toco el cielo y colecciono fracasos.
Es donde pienso, hablo y río, donde secuestro mi llanto.
Allí me recorro el tiempo, allí me subo y me bajo.
Donde veo el amanecer, donde contemplo el ocaso.
Donde desprecio y admiro, donde odio y donde amo.…
Porque, como bien sabéis, éste que os habla es un ciego
y no puede remediarlo.

...¿Alguien quiere más café?

1 comentario:

  1. Un final sorpresivo y coherente. No obstante, opino que, aunque no seamos invidentes, ese "cuarto oscuro" es común a todos, en muchos aspectos.Es nuestro interior; ese espacio que solo a cada uno pertenece,y en el que dialogamos con nosotros mismos en momentos de desánimo, de dudas.
    También existen los "cuartos luminosos" en los que recreamos nuestra felicidad, la fantasía, las expectativas, etc.

    Saludos
    ^^^^

    ResponderEliminar