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7 de noviembre de 2012

¿Qué hacemos?


Nos cogieron a traición
Aprovecharon que estábamos borrachos de libertad
y nos colaron una norma emponzoñada.
A socaire de galernas indignadas,
esgrimiendo el poder que les vendimos,
esquilman, impunes, nuestra hacienda,
secuestran nuestra carga de ilusiones,
abrasan nuestra sed de sentimientos
y empeñan nuestros brotes de esperanza.
Y no hay nada que hacer, lo ataron bien.
Se hicieron con la llave del cotarro
y caparon para siempre nuestra opción,
virtual soberanía de un solo uso.
Se ríen, desde entonces,
de nuestra acción bobalicona de votar de vez en cuando,
cuando recogemos, festivos, sus migajas
con vestidos domingueros y niños de la mano.

¿Es la calle lo único que queda entonces,
doncella hermosa, carnal adolescente,
infectada de candor y carente de talento,
propensa al manoseo de viejos verdes,
y objeto arrojadizo del violento?

No.
También la pasividad,
la desobediencia gandiana,
la ignorancia, el desprecio...
¡Miradlos bien!: No son nada;
privados del vestido del poder, que le dimos una vez,
quedan desnudos,
mostrando lo vulgar de su carnada.
Me lo dijo una mañana un veterano.
Étienne de La Boetie, que se llamaba:

“No te hace falta levantar la mano,
no sirvas más y serás libre;
luego verás cómo cae su peso
y se deshace en pedazos su poder”.

Pues eso


2 comentarios:

  1. No creo que ese sea el camino acertado. En mi opinión las movilizaciones pacíficas pero reivindicativas son las que provocan cambios.
    En cuanto al texto, como siempre perfecto, sobre todo el símil con la niña candorosa y manoseada y el recuerdo de las palabras de Étienne como un viejo conocido tuyo.
    Un saludo.
    Julia

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  2. Estoy de acuerdo con la cita de La Boetïe. Si no fuéramos corderitos que seguimos e incluso hacemos propios,los modelos establecidos que convienen para perpetuar el poder de una casta política-financiera, este poder caería. Pero lo difícil es no "entrar al trapo"; se entra, y masivamente, tras un sibilino lavado de cerebro.
    Pensar en un desplante colectivo de toda la sociedad es una utopía. Por lo tanto,es necesaria otra forma de oposición: manifestar nuestro rechazo pacíficamente, pero con contundencia, abordar, colectivamente, casos de injusticia extrema, actuando, como se
    está haciendo contra los desahucios,de forma solidaria ,sacudiendo la conciencia de buena parte de la sociedad y haciendo que se implique en la movilización.

    Luís, tus preocupaciones sociales han sido objeto, y lo son, de tus escritos. Una buena muestra de que los artistas no deben evadirse de la realidad social.También por esto, te aplaudo.

    Un abrazo.

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