Hoy, el día de santa Marina, se ha levantado con fuerte viento de poniente.
El mar ha estado bravo todo el día castigando la playa con series incansables de olas estridentes.
Me ha impedido pasear por su orilla ordenando mis recuerdos y dando forma a mis proyectos.
Además, ha tenido el mal gusto de hurtar el horizonte con una veladura de color plomizo.
No ha sido posible mi acuarela al natural ni mi pesca con sedal desde la roca.
Francamente, estoy molesto y cabreado.
Por eso he cerrado la ventana que adormece su ruido impertinente y le he encargado a Mahler que ahogue sus últimos rumores. Y, sentado en la mecedora, tomo un sorbo de vino claro de Montilla que libera su sabor amplio y delicado, y abro el libro por la página marcada que me espera desde ayer:
«...las suaves olas se acercaban a besar la arena,
a borrar la huella imperceptible de sus pies descalzos;
el aire traía sabor a sal y a leyendas marineras,
y unas cuantas gaviotas volaban sin rumbo
buscando, quizás, el horizonte de la tarde que siempre está muriendo...».
—¡Mucho mejor! —pienso.
He tenido la corazonada ,antes de ir a dormir, de que algo podrías haber dejado escrito en tan señalado día.
ResponderEliminarY, una vez leído, no puedo acostarme sin decirte: ¡¡ Jo, qué bonito!!Cuando te pones poético... Y, para colmo de mis emociones: ¡¡Mahler!!. Y luego el mar y el viento de poniente, y las huellas que se borran...Y tu acuarela esperando mejor luz.
¡¡Cuantos elementos para soñar!!
Rotundamente te lo digo: tú eres un poeta.
Y me apetece ahora mismo enviarte un poético abrazo, con tu permiso.
Fany
Precioso.
ResponderEliminarYa hemos comentado la facilidad que tienes para transmitir emociones.
El hacer de un día molesto, uno más agradable por música y letras, quizá sea uno de tus aciertos en el texto. Un buen giro en el cierre.
No pintaste un papel con acuarela pero supiste dar muy buenas pinceladas en el texto.
Acuarela: pigmentos y agua; manchas y volúmenes diluídos, dulces, tranquilos.
Y ese paisaje que retrataste y convertiste, al cerrar la ventana en otra acuarela.
Mis felicitaciones.
Un saludo.
Hay un contraste, entre lo que dice la lectura y lo que sucede afuera, más de acuerdo con otro texto:
ResponderEliminarEmpujadas por un viento irresistible, corrían por el cielo negras masas de nubes que de cuando en cuando dejaban caer furiosos aguaceros, y el bramido de las olas se confundía con el ensordecedor ruido de los truenos.
Jenofonte, muy poético el breve texto poético que citas. Como no va entre comillas, puedo imaginar que es tuyo y alegrarme de compartir este blog con un nuevo poeta.
ResponderEliminarSaludos.
Fany
¡Oh, my goddess!, lo puse en cursiva pero olvidé poner a quién pertenece...
ResponderEliminarEmilio Salgari, Sandokan.
Jenofonte,el texto que citas en tu comentario me gusta; es muy poético.
ResponderEliminarNo obstante,¿Por qué desear que el paisaje interno, en el que Luís se aísla con la lectura y la música, sea tan turbulento como el externo?.
Precisamente, lo que me gusta del texto de Luís es,el contraste; el saber crear esos momentos de serenidad y belleza en casa, cuando fuera rugen el viento y las olas.
Saludos
^^^^
Eso es justamente lo que quise resaltar, que afuera el viento y el mar se agitan, mientras adentro, música, poesia y vino, llenan de paz el alma...
ResponderEliminarEsta tarde añoro el mar y he encontrado, en este poético texto,cosas que deseé paseando por la orilla; las huellas borradas una y otra vez;las brumas apoderándose del horizonte, la furia del viento de Levante sacudiendo los recuerdos...
ResponderEliminarUn bello texto, como una caracola en la que oigo lo que soñé en el mar.
Romero
Dos ambientes opuestos:el mar turbulento de "olas estridentes" y viento huracanado, y que a pesar de que te incomoda,nos lo describes con sensibilidad poética.
ResponderEliminarEn el interior,no veo una estancia de la casa, sino de ti mismo.Mahler y poesía, meciéndose contigo,mientras saboreas el vino de Montilla.
Tu prosa de lo cotidiano es poética. Me gusta.
Saludos.