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12 de enero de 2011

Mamá

No me gusta que me lleve al colegio por las mañanas. En cambio, me encanta que me recoja, a la salida. Entonces va limpia, peinada, con la cara reluciente, como acabada de levantar. Y sonríe... sonríe... ¡Es tan guapa!
Siempre vamos paseando hasta casa, comemos juntos y, después, jugamos toda la tarde hasta cansarnos. Es buena, cariñosa y divertida. No podría vivir sin ella.
Pero, al anochecer, se vuelve a poner esa ropa. Se le ven mucho las piernas y las tetas. Y unos zapatos muy altos. Se suelta el pelo y se pinta la cara de colores. Ella dice que se pone así para ir trabajar, pero no me lo creo.
Me despierto por las noches y la echo de menos. No a la de los tacones..., a la que me recoge por la mañana en el colegio.


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